CUIDADOS DURANTE LA PRODUCCION DEL POLLO




De todas maneras es importante que tengamos en cuenta que el riesgo de enfermedades en este caso es proporcional al número de lotes que posea un criadero de pollos. Este es uno de los sistemas más frecuentes debido a que se logra abastecer a un determinado intermediario cada semana, y un detalle importante para que este método funcione es que se debe tener a los pollos ordenados en lotes según la edad que éstos tengan. Siguiendo una cadena de edad correcta, seguramente no habrá problema con utilizar la producción semanal. El tercero de estos métodos es el de producción mensual el cual, debemos decir, que resulta el método más eficaz ya que el manejo de los lotes de pollo es mucho más sencillo. Independientemente del sistema que un criadero de pollos elija utilizar, lo más importante, comercialmente, es que todos cumplan con la demanda anual que se produce en el mercado. Si bien un 95% de los pollos que se venden para consumo personal son producto de criaderos de pollos, debemos decir que muchas veces, éstos no cumplen con todas las normas de salubridad que deberían, además de que muchas veces utilizan fármacos para acelerar el crecimiento del animal como bien hemos dicho anteriormente, por eso, es importante conocer el criadero de pollo al que se le compra la mercadería.

NUTRIENTES DEL POLLO


Si queremos llevar una dieta equilibrada debemos tomar alimentos que nos proporcionen las cantidades adecuadas de energía, nutrientes, vitaminas, minerales y oligoelementos, que ayuden a mantener a nuestro organismo en forma e inmune a posibles enfermedades. El pollo es una de las mejores opciones.

Su carne es una de las que mayores beneficios presenta para nuestro organismo, ya que es rica en proteínas, vitaminas y minerales.

Es una buena fuente de proteínas, con aminoácidos esenciales de fácil digestión. Afirma el Dr. Cabrerizo que "si ingerimos un filete pequeño de pechuga de pollo, estaremos aportando a nuestro organismo el 30% de sus necesidades medias de proteínas diarias". En cuanto al contenido de grasas, el pollo se caracteriza por el bajo aporte de las mismas, y como consecuencia, el pequeño riesgo de padecer colesterol. Es, por ello, que se considere una carne magra. Por otro lado, los autores señalan que en este alimento predomina la "grasa buena", con efectos positivos en la salud cardiovascular.

Otro de los grandes aportes son las vitaminas. Predominan las del tipo B; la niacina o B3 transforma el alimento en vitamina, mientras, la B6 o piridoxina favorece la formación de glóbulos rojos y el buen funcionamiento del cerebro. La vitamina B1 colabora con el correcto trabajo del sistema nervioso, del corazón y del cerebro, y la B2 cuida de nuestro aspecto externo, principalmente, del pelo, las uñas y la piel. Además, esta carne contiene ácido fólico, imprescindible para evitar problemas durante el embarazo o enfermedades cardiovasculares.

El pollo es también fuente de minerales. El fósforo que nos aporta nos ayuda a mantener sanos los tejidos cerebrales, y al mismo tiempo, cuidar nuestros huesos y dientes. También obtenemos hierro, imprescindible para el sistema inmunológico. Por último, la ingesta de este alimento nos proporciona un tercer mineral, el potasio.

Ahora bien, según la forma en que cocinemos el pollo, éste perderá más o menos nutrientes. Es importante tenerlo en cuenta para saber cómo preparar los platos respetando las propiedades que más nos convienen en cada momento. Así, un filete a la plancha o que se haya cocinado mediante un horneado rápido, conservará la mayor parte de sus cualidades. Pero, a mayor cocción y acuosidad, menos se conservan los nutrientes en la carne.